La exposición al calor extremo es un importante problema de salud pública, y ya es la principal causa de mortalidad en algunos países del mundo. Se estima que más de 10 millones de personas mueren al año a causa del calor. Estas muertes por el calor en ciudades afectan con mayor fuerza a los grupos vulnerables, niños y especialmente a las personas mayores de 65 años, debido a su mayor debilidad física y a la disminución de su autoeficacia.
En este contexto está demostrado que las áreas verdes son una solución efectiva para mitigar las consecuencias asociadas al calor, debido a la capacidad que posee la vegetación de enfriar los entornos aportando áreas de sombra y reduciendo la temperatura ambiente mediante la reflexión de la radiación solar, la retención de agua en los suelos etc, llegando a reducir hasta 7ºC la temperatura ambiental.
Teniendo en cuenta el marco histórico actual, existe la necesidad de hacer frente tanto a los distintos retos ambientales, tales como la contaminación atmosférica o la pérdida de biodiversidad, como a los retos de carácter social que debemos resolver; entre ellos, facilitar la inclusión y el desarrollo de todas las personas en la sociedad.
En ocasiones, los centros educativos pueden resultar lugares hostiles, sin espacio para la naturaleza. Muchos de ellos, poseen grandes superficies de terreno monopolizadas para un solo deporte, que eliminan la diversidad de juego para muchos niños y niñas.
En estos entornos, cualquier pequeña intervención, como la plantación de un árbol o la creación de un pequeño jardín, puede marcar la diferencia y cumplir funciones esenciales, como producir oxígeno, absorber partículas contaminantes, mejorar el drenaje del agua de lluvia o simplemente mejorar el paisaje. Además, estos espacios pueden ofrecer funciones sociales y pedagógicas, como mejorar el espacio para el juego y el descanso tanto físico como emocional.
En resumen, mejoran la calidad de vida de las personas que los disfrutan y que están en un proceso fundamental de su desarrollo: la infancia y la adolescencia.
Es una iniciativa de la Fundació Asfplant que de la mano de la Asociación Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola de la Comunidad Valenciana (Asfplant) quiere ir más allá de propiciar espacios agradables y poner en valor la protección de los espacios verdes, la mejora de la calidad de vida y la concienciación social a través de políticas de desarrollo sostenibles.
Escoles en Flor busca promover la transformación de los patios de los colegios a través de espacios verdes ajardinados. El movimiento quiere poner en valor la riqueza natural y paisajística de los mismos mediante el reconocimiento público de aquellos proyectos educativos, de ajardinamiento, ornamentación floral, mobiliario y cultura del verde que son un ejemplo a seguir.
Los Escoles en Flor son aquellos que trabajan para la mejora de los espacios verdes y la calidad de vida de sus alumnos, los que buscan involucrar a toda la comunidad educativa. Cuantas más personas participen, el vínculo de la comunidad hacia el nuevo espacio creado será mucho mayor.
La realización de este proyecto significa la promoción de procesos de aprendizaje que permiten al alumnado investigar a lo largo del curso escolar sobre procesos naturales como el reciclaje de la materia orgánica, las adaptaciones de las plantas al clima, la reproducción de las plantas y la relación de estas con otros seres vivos (como la polinización de las flores o la descomposición de materia orgánica).
El jardín creado puede convertirse en un aula al aire libre que fomente la curiosidad con el medio natural, a la vez que permita la socialización entre sus usuarios/as.
Además, la participación de la comunidad educativa en la creación del nuevo espacio supone un proceso colaborativo que genera su apropiación y apego y, por tanto, asegura su cuidado.
El mantenimiento del jardín va a fomentar las relaciones entre los miembros de la comunidad, la participación en la toma de decisiones sobre el manejo del jardín y la resolución de conflictos que se puedan generar.
Un reto es tratar de establecer este vínculo involucrando a la mayor cantidad de personas que formáis la comunidad educativa (AFAS, conserjes, equipo directivo, etc.)
¿Quién puede participar?
El proyecto está abierto a todos los centros educativos, sin distinción, así como cualquier colectivo, empresa o particular con sensibilidad hacia la naturaleza y el cuidado de los espacios verdes que quiera colaborar con los centros educativos mediante convenios de colaboración, cesión de recursos o donación de materiales. Busca la implicación ciudadana y se interesa por conocer cómo se trabaja, desde el ámbito público y privado, para seguir mejorando los espacios verdes y mantener vivos, naturales y verdes nuestros entornos más cercanos.
Muchas personas podrían pensar que, si su centro escolar no tiene un patio grande con tierra para crear un jardín, quizás este proyecto no esté a su alcance. Pero la realidad es que podemos mejorar cualquier pedacito de patio y aportar naturaleza en él, planificándolo con criterios de sostenibilidad. Cualquier pequeño cambio puede suponer una mejora notable del paisaje escolar. Por ejemplo, unas cuantas macetas en un aula harán del espacio un lugar más acogedor y mejorarán la calidad del aire.
Además, muchas plantas de interior se reproducen por esquejes; de esta forma, podremos mostrar al alumnado la reproducción asexual de las plantas.
Por otra parte, participar en la creación de jardines sostenibles no tiene por qué necesitar financiación, depende de la intervención que quieras realizar.
Objetivos
El objetivo principal del programa es mejorar la calidad de vida en el centro educativo implicando tanto al alumnado como al resto de la comunidad educativa. Este objetivo lo conseguiremos a través de los objetivos que no por secundarios son menos importantes.
Un objetivo secundario es el desarrollo del alumno a través de las experiencias reales, para contribuir finalmente como un verdadero agente de cambio de su entorno. “Educar para ser y saber hacer” lo cual permitirá construir la base de una sociedad más sostenible y justa para todos.
En el programa Escoles en Flor los más jóvenes:
La educación 2030, es la educación para el desarrollo sostenible y tiene que concebirse como parte integral de una educación de calidad, inherente al concepto de aprendizaje a lo largo de la toda la vida. Todas las instituciones educativas, desde escuelas infantiles hasta la educación superior, y tanto en la educación formal como en la educación no formal, pueden y deberían considerar su responsabilidad de abordar temas de desarrollo sostenible y de promover la mejora de espacios verdes urbanos y la calidad de vida de sus habitantes.
Otro objetivo es la mejora de las relaciones sociales, ya que el proyecto supone generar espacios coeducativos e inclusivos que aumentan la diversidad de lugares para la convivencia en el patio escolar. Además, estos espacios se convierten en aulas al aire libre para el aprendizaje de nuestro medio más cercano, ya que generan un abanico de posibilidades para la experimentación en temas como la biodiversidad urbana, el reciclaje de la materia orgánica, el suelo o la polinización. O, simplemente, se crean lugares agradables para la lectura. Este último objetivo, pero no por ello menos importante tiene que ver con el incremento de los servicios ecosistémicos, ya que la creación de Jardines Sostenibles en los patios supone la mejora de la calidad del aire y la regulación térmica del mismo, a través de la generación de espacios de sombra. Las plantas atraen fauna que contribuye al aumento de la biodiversidad. Se produce también un aumento en la sostenibilidad del centro, ya que promueve procesos de reciclaje de la materia orgánica y de ahorro de agua, a través de prácticas como la plantación de especies autóctonas, la instalación de composteras o la recolección de semillas para el mantenimiento del jardín.
Si tu centro educativo está interesado o conoces de algún centro con estas mismas inquietudes, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
escolesenflor@fundacioasfplant.org